Hay determinados sectores económicos que deben ser concebidos como piezas angulares para el buen funcionamiento de una economía. Dependiendo del país o la zona de la que estemos hablando, esas piezas angulares serán unas u otras. En España, por poner varios ejemplos, podríamos comentar que el turismo o la construcción son sectores económicos que merecen ser considerados como claves. De hecho, estamos bastante familiarizados con ellos por esto mismo. Pero lo cierto es que hay otro sector que también merece ser tenido en cuenta en este sentido: hablamos del transporte de mercancías, que es indispensable para que la sociedad funcione tal y como esperamos.
Estamos hablando de uno de los sectores que tiene la llave para que el resto de las actividades comerciales funcione a la perfección. De hecho, el transporte de mercancías es un elemento clave de cualquier economía y en cualquier momento de incertidumbre porque de él va a depender que obtengamos alimentos, que obtengamos materias primas y que obtengamos todo lo que necesitamos para vivir. Por tanto, es evidente que debemos cuidar de él en la medida de lo posible. En caso de que no lo hagamos, cualquier actividad económica que se precie se queda coja, en una situación bastante mejorable y que va a requerir de soluciones.
De acuerdo con una noticia publicada en la web de Moneda Única, la aportación del sector de la logística y el transporte al Producto Interior Bruto es del 6’9%, algo que no es otra cosa que un criterio objetivo para considerar que esta actividad es fundamental para decir que este sector es uno de los más importantes con los que nos podemos encontrar en el interior de nuestras fronteras. Y lo mejor es que la tendencia va a ser al alza de cara a los próximos años principalmente a causa de todo lo que tiene que ver con el comercio electrónico, que es un modelo de comercio que ha venido para quedarse sin ninguna duda entre nosotros.
Además, hay otro dato que pone de manifiesto que esta actividad goza de la mejor salud posible en España. Y es el que habla del número de trabajadores que hay en el sector en el interior de nuestras fronteras. De acuerdo con lo que apunta el portal web Statista, ese número de trabajadores era de más de 738.000 en 2021. Hablamos de una de las cifras más altas del mercado. Si tenemos en cuenta que en España trabajan, más o menos, unas 21 millones de personas, el porcentaje de gente que tiene que ver con la logística o el transporte pasa del 3’5%. No todas las actividades comerciales pueden presumir de haberse encontrado en una situación como de la que estamos hablando.
Como estáis viendo, estamos hablando de una actividad sin la que no se puede disponer de una cierta normalidad en el día a día de una economía. Y hablamos de una actividad que, como no podía ser de otra manera y como ocurre también en otros casos, ha tenido que irse modernizando con el paso de los años por el hecho de que la obsolescencia es algo que afecta a los propios vehículos con los que se desarrolla. Es evidente que un camión, en el caso del transporte por carretera, tiene una vida determinada y que no nos podemos ni siquiera plantear que dure más de dos décadas. Y, si dura tal cantidad de años, estará desprovisto de todo lo que tenga que ver con la más moderna tecnología. Por supuesto, eso le hará ser menos eficiente y ser el responsable de causar problemas en el engranaje de la organización para la que se disponga.
Una de las cosas que han venido cambiando en los últimos tiempos en la flota de camiones que se utilizan en España tiene que ver con que muchos de ellos comienzan a ser híbridos (usan gasolina con gas natural) o incluso eléctricos. Ya sabéis que se están elaborando muchas leyes para controlar todo el tema de la movilidad sostenible y los transportes de mercancías no son inmunes a eso. Se tienen que ir adaptando a esa nueva realidad que va destinada a mejorar la salud del planeta y en la que todos los sectores y actividades comerciales tienen un espacio y han de asumir una línea de actuación.
Ese cambio de combustibles fósiles a energías limpias es lo que ha permitido que la flota de vehículos de transporte de las empresas españolas haya pasado a ser una de las mejores de Europa. Así lo dicen en Trasportes Internacionales al asegurar que, mientras que en 1999 nuestra flota era la sexta mejor de Europa en términos de toneladas/kilómetro, ahora ha pasado a ser la segunda, solamente superada por Polonia. Si este dato nos lo comentan desde una entidad que se encuentra especializada en todos los tipos de transporte y que cuenta con equipos en todo el mundo, debemos darlo como perfectamente válido.
El cambio en el consumo de combustibles en los transportes de mercancía y también en los viajeros es algo que ha de continuar implementándose. Es una necesidad imperiosa para conseguir que el estado de salud de nuestro planeta sea el mejor posible y podamos así neutralizar los efectos de los excesos que el ser humano ha venido cometiendo a lo largo de las últimas décadas. Y este hemos abusado del consumo de materias primas de un solo uso, de energías que no se renovaban y de procesos que no han hecho otra cosa que configurar un entorno menos saludable y más gris.
No solo camiones
Lo que hemos venido comentando al respecto de la incorporación de flotas de vehículos respetuosas con el medioambiente no solo se limita a un tipo concreto de vehículos como lo son los camiones, sino que también se puede extrapolar a otros como lo son los coches o las furgonetas. E incluso las motos. Nos vamos sumergiendo, poco a poco, en un estado en el que tenemos muchas más herramientas con las que combatir todo lo que pueda afectar a nuestro entorno. Y eso siempre es positivo por mucho que haya gente que se resista al cambio y a la que no le interese un futuro más verde.
Todavía quedan muchos pasos por dar para intentar que seamos una sociedad verde en lo que tiene que ver con la movilidad. Es imprescindible que aumente la inversión en lo que respecta a las instalaciones para recargar coches eléctricos, por poner un ejemplo, y sería idóneo también que los vehículos que no funcionarán con un combustibles fósiles no fueran tan caros. Va a ser precisamente en el momento en el que esto cambie cuando este tipo de vehículos comience a ser mayoría en nuestras calles y autopistas. Si no bajan de precio, que al menos su compra tenga un beneficio fiscal para quien la asuma. Pero es evidente que hay que mover ficha en este sentido. Y, cuanto antes, mejor.
También es verdad que debería haber protocolos mucho más exigentes para países que no se toman tan en serio todo lo que estamos comentando. La Unión Europea es una referencia mundial en lo que tiene que ver con la lucha contra el cambio climático. Pero es que hay países, como es el caso de los Estados Unidos o China, que a pesar de participar en todas las conferencias que tienen como objetivo buscar soluciones al mal estado de salud del planeta, luego no aplican las políticas que se acuerdan. Teniendo en cuenta que hablamos de dos de los países más poblados del mundo, esta no es ni mucho menos una buena noticia.
También son muchos los países que disponen de grandes pozos petrolíferos a día de hoy. Y necesitan darle salida al consumo de esos carburantes para seguir siendo países potentes desde el punto de vista económico. Mientras eso no cambie, vamos a continuar enfrentándonos con resistencias de todo tipo ante aquellas cuestiones que estamos comentando. Eso va a retrasar una lucha contra el cambio climático que es preciso abordar desde ya con cuantas más armas mejor. El tiempo es un factor clave en esta guerra porque es posible que, para cuando todo el mundo se dé cuenta de la gravedad de la situación, ya sea demasiado tarde.
Es momento de dar un paso adelante y de que los vehículos que transportan mercancías, que constituyen un porcentaje importante de todos aquellos vehículos que circulan cada día por las carreteras españolas y del mundo, empiecen a funcionar de manera mayoritaria con combustibles limpios. El mundo que vamos a estar construyendo para el futuro va a ser un mundo mejor, en el que no va a haber tantos riesgos para la salud de las personas. Hay quien suele decir que lo mejor es que se encarguen de este asunto las generaciones venideras, pero es que algunas de las consecuencias del mal estado de salud del planeta se están dejando ver ya en la salud de las personas. No podemos esperar a la generación que viene.








