Una Escuela Sostenible

Nadie te enseña a ser madre, es algo que se aprende día a día, paso a paso. Pueden darte miles de consejos, pero esto es trabajo de campo, de ensuciarte entera y aprender todos los días.

Si bien, si algo tenía claro en cuanto a ser madre eran dos cosas muy sencillas, una, que siempre estaría ahí para mi pequeña y, dos, que le enseñaría a cuidar la Naturaleza.

Así que al poco de nacer acabamos mudándonos a una comunidad rodeada de naturaleza no muy lejos de la ciudad, lo mejor es que había una escuela sostenible. Nos costó mucho instalarnos, pero estábamos contentos de nuestra decisión.

La escuela era estupenda, construida a partir de la reutilización de residuos, aprovechando al máximo los recursos naturales y con un total respeto por el medio ambiente.

La educación de los niños y niñas estaba basada en la sostenibilidad y el cuidado de la naturaleza. El edificio es autosuficiente, ya que genera su propia energía con paneles solares, con los que recoge el agua de lluvia y además dispone de su propia huerta. El objetivo de esta escuela es minimizas los costos e impacto negativo sobre el planeta.

Además de ser un edificio autónomo en términos de consumo de energía y de impulsar la producción orgánica de alimentos en su interior.

Los niños van encantados a las clases y cuidan su escuela al ser conscientes de cómo se ha construido, y de que forman parte de ella.

No obstante, incluso en pequeñas comunidades donde todos nos esforzamos por llevar una vida responsable pueden darse casos complicados. La escuela estuvo a punto de cerrar por un desafortunado caso de “presunto” maltrato infantil.

La verdad es que como madre no te enseñan a lidiar con este tipo de situaciones, increíblemente complicadas.

Qué hacer en caso de Sospechar de Maltrato Infantil en la Escuela

Todo empezó a raíz de un terrible malentendido. Si bien, cuando se trata de los más pequeños las emociones de disparan y la racionalidad, en ocasiones, pasa a un segundo plano.

Hasta ese momento, a penas conocía casos de maltrato infantil de primera mano, había oído hablar del tema, eso sí, pero nunca había conocido a nadie víctima de este tipo de abuso de forma directo.

Lo cierto es que los niños hablan poco. Es raro que fantaseen o hagan acusaciones falsas sobre cualquier situación de negligencia o abandono, violencia o abuso, si en ella no hay algo de verdad.

Esa fue la razón de que todo se complicase. Está claro que las situaciones de maltrato infantil son muy difíciles de detectar y la indefensión de las víctimas hace que raramente pidan ayuda. Es por ello que, muchas veces, los padres podemos volvernos un poco “paranoicos” y sacar muchas cosas de contexto.

Ante el desconocimiento y el hecho de no haber lidiado nunca con este tipo de cosas, ante cualquier indicio una madre o padre primerizos pueden llevar las cosas de un modo exagerado e interpretar un malentendido de una forma errónea.

Esto es lo que ocurrió, cuando otra madre que llevaba a su hija a la misma clase que la de mi hija interpretó algunos comentarios y actitudes de su hija como signos de que podía estar sufriendo maltrato por parte de uno de sus maestros.

La situación se complicó, la madre lo notificó a las instancias administrativas con competencia de protección de menores. En todas las CCAA hay a nivel de Educación y Salud una Hoja de Notificación donde se puede informar a los Servicios Sociales de la sospecha de una situación de maltrato.

Consciente de esta situación, y con mis conocimientos sobre Derecho sabía que tenía que participar de lo que le ocurría al colegio porque estaban pensando en cerrarlo. Había algunas cosas que no me encajaban en todo lo que estaba ocurriendo, y me parecía más un gran malentendido que un caso de maltrato infantil.

Conocía los servicios de Maltratoinfanti.net, un bufete de abogados que cuenta con abogados expertos en este campo, así que me puse en contacto con ellos para que me asesoraran y pudiera ayudar al maestro que era acusado de maltrato. Sabía que tenía que haber alguna forma de demostrar que era inocente de tales acusaciones.

Al final, gracias al asesoramiento profesional y al trabajo de toda la comunidad pudimos demostrar de forma clara y con pruebas la inocencia del maestro.

La familia de la niña acabó mudándose, pero se disculparon por su equivocación, al fin y al cabo, quién puede juzgarles.

Como padres, muchas veces nos equivocamos, lo importante es recordar que debemos tratar de ser lo más racionales posibles y tomar nuestras decisiones basándolas en evidencias y no solo en lo que nos dicen nuestros peques, y es que, aunque muchas veces están en lo cierto, en ocasiones también podemos malinterpretarles.

 

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