Hoy quiero hablaros sobre los dientes, esos preciosos “piños” que todos tenemos (a no ser que los hayas perdido) y que usamos sabiamente para masticar y alimentarnos, básicamente. Y quiero recalcar esto porque parece que nuestra dentadura tiene que estar perfecta, reluciente, blanca como la cal e incluso brillante en algunos casos solo para la foto, para la sonrisa ideal, pero no por salud y os recuerdo, a todos, que nuestros dientes son una herramienta que nos permite alimentarnos tal y como lo hacemos ahora.
¿Y por qué digo todo esto? Básicamente porque se está anteponiendo la estética antes que la salud y aunque muchas veces van ligadas (lo que es perfecto) otras muchas no.
Obviamente si nos duele un diente acudimos casi inmediatamente (depende mucho de la persona y de la economía familiar) al dentista, porque una caries puede derivar en algo peor que acabe conllevando la pérdida de la pieza dental y porque a nadie le gusta sufrir en silencio algo a lo que se puede poner remedio ¿o es que si te duele la cabeza no te tomas un analgésico para aliviar el dolor? Pues esto es lo mismo.
El problema real viene cuando no hay dolor, es decir, cuando no sufrimos consecuencias físicas que nos puedan estorbar en la vida diaria y entonces descuidamos nuestra salud dándole más valor a la estética porque, en principio, no tenemos ningún problema.
Según la Organización Colegial de Dentistas de España, durante el confinamiento una gran parte de la población perdió sus rutinas de higiene al romper con el resto de rutinas diarias y a fecha de hoy, varios meses después, sigue habiendo un porcentaje que aún no las ha recuperado por completo. Sin embargo, y en contraposición, cada vez son más los jóvenes (y no tan jóvenes) que llegan hasta las clínicas dentales con problemas de sensibilización, desgaste y caries provocadas, en gran parte, por el uso de trucos caseros para blanquear nuestra sonrisa o similares. ¿No es esto contradictorio? Por un lado, nuestra sociedad “olvida” o “aparca” su higiene bucodental y por otro aumentan los problemas desencadenados por intentar embellecer nuestra sonrisa. Somos el mundo al revés.
Lo primero que debería preocuparnos es nuestra salud y después la estética, aunque teniendo en cuenta que cada día se puede encontrar a más personas que arriesgan su salud sometiéndose a diferentes tratamientos de medicina y cirugía estética tampoco me parece tan extraño.
Así que como parece que no calan muy hondo los motivos por los que debemos y no debemos hacer ciertas cosas, vamos a intentar concienciar un poco a nuestros lectores con todo lo que puede provocarnos una mala higiene y un mal uso de los tratamientos domésticos.
Consecuencias de la mala higiene bucodental
- Caries: La caries es, probablemente, el primer signo que viene a demostrar una mala higiene bucodental, aunque debe quedar claro que a pesar de llevar una correcta higiene también pueden aparecer caries por diversos motivos. La caries es la destrucción de los tejidos que conforman los dientes por culpa de los ácidos que crean las bacterias de la placa dental. Hay otros factores que pueden influir en la aparición de caries, como la alimentación, la herencia genética e incluso los componentes de nuestra propia saliva pero lo importante es que hay un factor que sí podemos evitar, y es la mala higiene.
- Enfermedad periodontal: se trata de una inflamación de las encías y de los tejidos que mantienen a los dientes en su lugar, por eso, cuando aparece la enfermedad periodontal, hay un gran peligro de pérdida de piezas dentales ya que lo que “agarra” los dientes a las encías enferma. Ocurre cuando la placa dental se acumula entre los dientes y se endurece, casi siempre por falta de higiene. Ocasiona dolor, sangrado de encías, pérdida dental, infección e incluso (si no se trata) problemas cardiovasculares ya que esa infección puede pasar desde la boca hasta la sangre que bombea nuestro corazón.
- Halitosis: probablemente es el problema que más vergüenza pueda darnos ya que hablamos del mal aliento. Este se produce por la acumulación bacteriana dentro de la boca debido a la falta de higiene (aunque a veces tiene un origen estomacal).
- Endocarditis: se trata la enfermedad cardiovascular de la que hablábamos antes. Al infectarse la sangre desde las encías se infecta también el revestimiento interno del corazón, el endocardio. Puede provocar la muerte.
- Otras enfermedades cardiovasculares: pero la anterior no es la única enfermedad que puede afectar al corazón, también hay otras como los coágulos de sangre que se crean en nuestro corriente sanguíneo cuando las plaquetas intentan agruparse para evitar que una infección sanguínea siga fluyendo por la sangre. Esto puede provocar ataques al corazón incluso en personas sanas.
- Parto prematuro: la periodontitis se ha relacionado recientemente con los partos prematuros y el poco peso en los recién nacidos lo que acarrea serios peligros, tanto para la madre como para el niño/a.
- Enfermedades crónicas: otras enfermedades crónicas que pueden estar influenciadas por la mala higiene detal son la diabetes, el alzhéimer y la osteoporosis.
Consecuencias del uso de trucos caseros
- Remedios caseros para el blanqueamiento dental: la mayoría de consejos o remedios caseros que encontramos online para blanquear nuestros dientes consisten en frotarlos con diferentes ingredientes ácidos y corrosivos como el vinagre, el limón, el bicarbonato de sodio, el agua oxigenada y los lavados con carbón. Estos remedios son inefectivos pero, además, tienen efectos nocivos en nuestra salud dental ya que acabamos desgastado nuestro esmalte, que es lo que protege nuestro diente, y nos provocamos desde sensibilidad dental hasta recesiones de encía, lesiones en las raíces de los dientes e incluso quemaduras.
- Remedios para el dolor bucodental: buscando en Internet podemos encontrar remedios con enjuagues con clavo y sal o con agua oxigenada, frotar el diente que nos produce dolor con un diente de ajo o la aplicación de una pasta realizada a base de yema de huevo. Incluso hay quien aconseja machacar un analgésico y frotarlo contra la zona de la boca en la que tenemos la dolencia. Todo esto puede causar lesiones en la mucosa y quemaduras, además de que el efecto analgésico es muy leve.
- Remedios caseros para eliminar el sarro: hay una creencia muy activa ahora en ciertos foros online que indica que podemos eliminar el sarro de nuestros dientes con la ayuda de tenedores o pinzas de depilar pero esta práctica es muy agresiva y puede producirnos heridas y recesiones irreversibles en las encías.
- Remedios caseros para igualar la dentadura: últimamente también está circulando en internet un consejo estético para mejorar la alineación dental sin pasar por el dentista que consiste en utilizar una lima de uñas metálica para limar nuestros dientes hasta conseguir un equilibrio estético entre ellos. Esta rudimentaria técnica puede acabar limando de más nuestros dientes, destrozando nuestro esmalte e incluso dejando a la intemperie la raíz y el nervio, así como la pulpa dental, lo que puede provocar desde infección hasta la pérdida de la pieza dental.
Lo que no llego a entender es qué se puede pasar por la cabeza de esos jóvenes (y repito que no tan jóvenes) para decidir probar estos trucos en lugar de acudir a una clínica dental buscando la ayuda profesional para acabar con su dolor molar o mejorar el tono de sus dientes. Ya no estamos en el siglo pasado, cuando los consejos se daban de puerta en puerta en los pueblos con la intención de ayudar al hijo de la vecina que tenía dolor de muelas, ahora sabemos que todos esos “remedios de la abuela” no son tan beneficiosos como se creía. A mí, por ejemplo, llegaron a darme un trago de Whisky con 9 años que debía mantener en la boca, en la zona del diente que me estaba doliendo, para que el alcohol adormeciera la encía y me aliviase de forma rápida con el fin de celebrar mi primera comunión y disfrutarla. Ahora se sabe que esa práctica es contraproducente ya que aunque es cierto que el alcohol adormece la zona, el alto grado de azúcar que tienen todos los alcoholes pueden acabar agravando el problema al retenerlos durante tanto tiempo en una misma zona ya dañada y sin enjuagar a posteriori.
En definitiva, lo que vengo a trasladaros es una preocupación que se agranda cada día al comprobar cómo anteponemos la estética a la salud, incluso en lo que a nuestros dientes se refiere, hasta el punto de probar ciertos remedios que de antemano deberíamos saber que son peligrosos como lo de usar agua oxigenada para blanquear nuestro esmalte. ¿Para qué está indicada el agua oxigenada? Para uso externo, ¿verdad? así que ¿cómo podemos pensar que hacer enjuagues con ella va a traernos resultados positivos?
A veces creo que los bloguers y quienes inventan estas cosas son muy tontos pero luego comprendo que no, que los tontos somos los demás porque seguimos sus consejos a pesar de que sabemos que no son ni médicos, ni científicos, ni nutricionistas, ni farmacéuticos, ni dietistas, ni…