Vivimos en un país en el que, por suerte, somos uno de los lugares que más horas de sol recibe al año, al menos, de Europa. Una situación que nos permite, de base, poder acceder de forma más fácil a las energías renovables y así dejar de lado las energías fósiles que tanto contaminan a nuestra atmósfera. Este hecho está claro que nos debería de convertir en el faro que guía al resto de países hacia una nueva era en la que dejemos atrás esos combustibles que tanto contaminan y, así, poder hacer de este, un planeta mejor.
Pero la realidad nos la encontramos cuando vemos que aunque los ciudadanos si que nos estemos poco a poco concienciando, lo cierto es que todavía hay muchos políticos que no y esto es algo que nos está lastrando y está retrasando la transición ecológica de forma clara, por lo que, a día de hoy, seguimos contaminando nuestros ríos, mares y atmósfera, lo que supone que realmente nos estemos cargando el planeta y, con ello, dejándole una herencia muy triste a las próximas generaciones, las cuales han de solucionar un problema que la clase política actual es incapaz de arreglar.
España, tal y como os hemos dicho, debería de ser el país que abandere ese cambio, esa transición hacia un mundo mucho más ecológico y sostenible y es que estamos en el lugar idóneo para hacerlo, dentro del globo terráqueo, sin embargo, hasta no hace mucho tiempo teníamos un impuesto que era realmente surrealista, el impuesto al sol. Este tipo impositivo se resumía en que se imponía un gravamen al autoconsumidor por la energía generada y consumida en su propia instalación, la cual, en muchos casos, estaba en su propia casa o empresa.
Sin duda, como os decimos, se trataba de un impuesto que no tenía ni pies ni cabeza y que lo único que pretendía era beneficiar a las grandes eléctricas, puesto que el impuesto desanimaba a todas las personas a buscar que su casa o empresa fuese más eficiente. Sin embargo, con la llegada de Pedro Sánchez a la presidencia, a través del Ministerio de Transición Ecológica, el Gobierno derogó el ‘impuesto al sol’ y reconoció el derecho a autoconsumir sin peajes, algo más acorde y lógico en un mundo con pensamientos concienciados y ecológicos.
Otro de los pasos importantes que hemos dado hacia un futuro más sostenible lo estamos reflejando los propios ciudadanos y es que os lo hemos mencionado por encima con anterioridad. Hoy en día, muchos de nosotros ya estamos concienciados de que no podemos seguir contaminando ni consumiendo plásticos como lo hemos hecho hasta ahora, así como no debemos talar más árboles de lo que la naturaleza sea capaz de repoblar y tampoco deberíamos de malgastar energía. Por ello, tanto empresarios como particulares han de aunar esfuerzos para intentar consumir menos y para ello, algunas empresas ya ofrecen servicios o bienes más perfeccionados y concienciados. Lavatur pone a disposición de todos los sectores unas máquinas de lavado que minimizan el consumo de agua y eléctrico, lo que las convierte en la mejor opción. Además, sus tambores de gran tamaño las hacen idóneas para hoteles, náuticos, hospitales… y es que en un mismo lavado podemos limpiar gran parte de la colada de estos establecimientos, algo que, sin duda, el empresario agradecerá enormemente al ver la factura del agua y de la luz, así como también el planeta se lo agradecerá, puesto que los recursos consumidos serán mucho menores que los que necesitaríamos si tuviésemos que poner más lavadoras.
Otros pasos de España hacia el ecologismo
España no solo ha retirado el impuesto al sol, sino que también está dando otra serie de pasos que hacen que el país avance hacia una nueva época mucho más social y ecológica. Os hablamos por ejemplo del cierre de las centrales nucleares y de las plantas de carbón como Meirama y As Pontes. Pero no solo eso, sino que también se está apostando de forma clara por la instalación de placas solares para así poder aprovechar las horas de sol de las que goza nuestro país, así como también se trata de crear parques eólicos de gran eficiencia para poder aprovechar la fuerza del viento que tenemos en nuestro territorio. Esto supone que, en definitiva, España se dirige, por suerte, hacia el ecologismo.