A pesar de que siempre hay noticias desagradables donde, por desgracia, hay ancianos abandonados a su suerte o en centros geriátricos que dejan bastante que desear, son muchas las familias que conviven con sus mayores y les cuidan hasta que la situación de dependencia de estos se hace demasiado extrema y han de recurrir a centros asistenciales donde sus familiares de avanzada edad estarán mejor atendidos que en casa, bajo la tutela de auténticos profesionales.
Sin embargo, el número de plazas de estos centros es bastante limitado, sobre todo en el caso de los públicos, y hay muchas familias que se quedan anotadas en largas listas de espera hasta que consiguen ingresar a su familiar. Una de las mejores residencias de ancianos de Cataluña es Benviure, situada en Barcelona, cuyos precios entran dentro de lo que es razonable y cuentan con un equipo profesional altamente cualificado. Pero este, por desgracia, es un centro que podríamos situar entre uno de los pocos cuya relación calidad-precio es óptima ya que, a pesar de que hay otras muchas residencias buenísimas en España, la mayoría de ellas tienen cuotas mensuales demasiado elevadas para una familia media con sueldos bajos.
Listas que se incrementan cada año
Actualmente hay 24.000 ancianos en lista de espera para entrar en una residencia pública sólo en Cataluña, lo que provoca en muchas ocasiones, que el anciano llegue en un mal estado de salud a estos centros cuando por fin consigue su plaza tras esperar años en la lista ya que hay familias que no pueden hacerse cargo de ellos todo lo que realmente necesitan.
En 2011, cuando empezaron el grueso de los recortes, eran unos 17000 los que aguardaban por una plaza y ahora en 2016 hablamos de 7000 ancianos más. Si seguimos por este camino dentro de poco la situación será alarmante y aunque muchas veces podemos echarle la culpa al trato que estos ancianos reciben de sus familias ¿podemos realmente culpabilizarlas sólo a ellas?
Aunque la financiación de la Ley de Dependencia debería correr a partes iguales a cuenta de la Generalitat y el Gobierno Central, la Administración catalana ha tenido que ir incrementando la partida a medida que descendía la parte del Estado, que recortó 240 millones en los últimos tres años.
La permanencia en la lista de espera puede ser de tres meses a tres años, dependiendo del territorio y la residencia, algo que, en nuestra opinión, es inadmisible. Pero eso son datos del departamento porque lo que dicen las entidades es mucho peor ya que calculan que la media de espera para entrar a una residencia pública alcanza los cuatro años y a una concertada oscila entre los cuatro meses y el año y medio.
Según el propio Departamento de Asuntos Sociales, unos 22.500 catalanes han muerto en los últimos cinco años mientras esperaban las ayudas que fija la ley de dependencia.