La industria textil y el impacto medioambiental

Un campo como el de la moda también tiene su porcentaje de culpa en la contaminación que aqueja a nuestro planeta. Según estudio realizados, ería la segunda, después de la industria del petróleo.

En muchas ocasiones, no llegamos a ser conscientes del alto impacto que tiene la ropa en el medio ambiente. Lo más usual es hablar del alto impacto que tiene la industria textil en lo social y en la desigualdad de género, aunque no solo se trata de esto, los que tenemos gran preocupación por el tema ambiental sabemos de su importancia.

La “Fast-Fashion” o moda rápida

Cuando se habla de este tipo de moda hablamos de la forma en la que actualmente se llega a producir y consumir ropa a un ritmo endiablado en un planeta como el nuestro que tiene sus recursos cada vez más reducidos.

Los modelos actuales, lo que hacen es generar en las personas y su consumo, unas altas necesidades que realmente, terminan siendo desproporcionadas y que abogan por un consumo que está basado en gran medida en la renovación de nuestro armario cada pocos meses y por temporadas.

A nivel de producción global en el sector textil, sabemos que han llegado a duplicarse los números en los últimos 15 años, llegando a cifras productivas de cien mil millones de prendas de ropa en todo el planeta, todo ello bajo un sistema a la hora de producir y consumir de ropa que tiene una calidad escasa, económica y que puede ser fácilmente desechada.

¿Cuáles son los impactos en el terreno ambiental que llega a generar el Fast-Fashion”?

El que, sin ir más lejos, la Organización de las Naciones Unidas haya declarado que este tipo de moda sea emergencia medioambiental da una idea del calibre de lo que hablamos. En los Estados Unidos todos los años se llegan a desechar del orden de 15 millones de toneladas de ropa, la cual termina sin tratamientos en el mar y vertederos, lo que hace que aumenten los microplásticos los cuales proceden de las fibras de carácter sintético.

Esta gran cantidad de ropa que termina desechándose, los diversos procesos productivos como sucede con el teñido o los múltiples tratamientos que son realizados con agua, lo que hacen es ir generando un daño considerable en la naturaleza.

Para que nos hagamos una idea, unos simples pantalones vaqueros, precisan como mínimo 10.000 litros de agua para realizarlos, lo que es una gran huella a nivel hídrico que es calculada para poder producir un kilo de algodón.

Hay que ser conscientes de que la industria textil y de la moda, es la que más contamina después de la industria del petróleo, además de también ser la segunda cuando hablamos de contaminar el agua después de la industria de la electricidad.

Como decimos, esta industria es altamente contaminante, por lo que hay que abogar siempre que sea posible por la calidad. En Clat Gestión de Ropa Laboral, creen que hay que tomar partido y desde hace años apuestan por ropa de calidad y en el lavado de la misma optan por el consumo de agua más efectivo para así dañar menos al medio ambiente. Para ellos no ha supuesto un descenso en su competitividad, por lo que es una alternativa válida.

Los materiales más usados y contaminantes

Vamos a conocer estos materiales para poder hacernos una idea de dichos materiales.

El poliéster

Es una fibra de origen sintético que es la que más se usa a la hora de fabricar ropa en todo el planeta. Llega a durar más de dos siglos antes de terminar descomponiéndose.

El algodón

Otro de los materiales destacados de la industria textil y que usa muchos químicos. Llegan a usarse hasta diez mil litros de agua para la producción de un solo kilo de algodón.

Slow-fashion, una respuesta con conciencia

Enfrentado a este modelo, podemos hablar de la ropa “Slow-fashion”. Con ella se intenta ir frenando la utilización sin medida de ropa, lo que es una excelente respuesta a modelo en el que vivimos.

Lo que se quiere es poner en valor antes la calidad que la cantidad, apostando por ropa que sea más duradera y que provenga de modelos productivos más respetuosos, concienciando a los consumidores del gran impacto que llegan a generar unos patrones de consumo más adecuados.

Lo cierto, es que vivimos en los últimos años muy preocupados por el cambio climático y por la necesidad de cuidar el planeta y parece que hay que moverse. El tiempo de las excusas ha terminado y nosotros en nuestro día a día podemos hacer mucho por el planeta, comprar más racionalmente es una de las opciones que tenemos más a mano.

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