Empujando a las renovables

Aunque parecía que las aguas estaban tranquilas, el debate de las energías renovables en España sigue al alza, a pesar de que los medio de comunicación masivos no se hagan demasiado eco de ello. Por un lado, debido a nuestra mala gestión, los arbitrajes de 16 fondos y empresas extranjeras aún pendientes de fallo han aumentado 637 millones en indemnizaciones solicitadas a España y por otro lado, a nivel particular, miles de usuarios siguen quejándose por la nefasta situación en la que viven al tener que regalar su energía renovable acumulada a la red eléctrica. ¿Es que no aprendemos nada?

Mientras que en otros países ya existen viviendas y edificaciones de gran tamaño totalmente sostenibles, en España sólo unos pocos afortunados cuentan con el privilegio de generar su propia energía y, encima de que lo hacen, se ven en la obligación, por ley, de seguir consumiendo un mínimo a la red eléctrica tradicional y de regalar su energía renovable acumulada restante a esa misma red. Inaudito.

Empresas Nacionales

No obstante, en este país contamos con grandes empresas y expertos en energías renovables que cada vez avanzan un poco más hacia la normalización. Efieman, sin ir más lejos, instala placas fotovoltaicas para autoconsumo y riego solar en Albacete y ya ha conseguido cambiar buena parte del alumbrado público con el fin de conseguir un mayor ahorro energético, algo que tanto al planeta como a las arcas públicas viene de perlas. Montajes Eléctricos y Fomentos del Sur, una empresa malagueña, así como Solarnub The Solar Market Interface, se han colado entre las diez empresas españolas que han conseguido presentar su oferta en Alemania, un país que aboga por este tipo de energía y que es pionero en investigación, lo que significa que expondrán sus trabajos en la Feria Intersolar Europa, el evento más importante para la industria solar y sectores asociados.

Y estos ejemplos son solo el principio. Seis empresas más se han colado en el “Africa Energy Forum”, una reunión mundial de inversión para los sectores de energía, infraestructura e industrial de África. Este evento reúne a altos responsables de la toma de decisiones para el sector energético de África con los objetivos de formar alianzas, identificar oportunidades y hacer avanzar de forma conjunta la industria, por lo que es un privilegio conseguir formar parte de un proyecto así.

Ahora bien, ¿y qué hay del sector público? Mientras que las empresas privadas mueven cielo y tierra con el fin de conseguir mejoras notables en este sentido, parece que el sector público español sigue arrastrándose a la cola del mercado. No obstante, con el cambio de gobierno, parece que vamos a ver un poco de luz. Según El País, el presidente Pedro Sánchez y su equipo no han esperado a tener nombrados los ministros para comunicar a sus socios europeos que España cambiará su discurso y las políticas respecto a las energías renovables y la lucha contra el cambio climático. Esta semana, según varias fuentes socialistas y comunitarias, desde Presidencia se ha hecho llegar ya al Consejo de la Unión Europea —donde están representados los Gobiernos de los 28— ese mensaje sobre el cambio que se pretende operar desde el futuro Ministerio de Medio Ambiente, que dirigirá Teresa Ribera. España quiere salir así del grupo de países menos ambiciosos de la UE en esta materia.

Y es que en la última etapa del Gobierno de Mariano Rajoy se habían producido discrepancias entre el Ministerio de Medio Ambiente, más concienciado sobre la lucha contra el cambio climático, y el ministerio de Energía, que incluso ha intentado legislar para impedir que puedan cerrar las centrales eléctricas de carbón, las más contaminantes y más emisoras de gases de efecto invernadero.

Ante situaciones de este tipo mi pregunta siempre es la misma ¿Es que no aprendemos nada? Parece que en este país, a pesar de darnos de bruces contra la misma piedra una y otra vez, repetimos el mismo camino sin intentar esquivar los baches ni, por supuesto, repararlos. Igual va siendo hora de que plantemos cara a esta situación, y como a nosotros no nos hacen caso, igual tendrá que ser Bruselas la que se plante en medio de la carretera a decir “basta ya”.

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