Cómo afecta el bullying a la salud mental de tu hijo y como puedes ayudarlo

El acoso escolar es una situación particular de acoso que se da alrededor de un contexto docente, que suele ir en escalada y que se extiende en el tiempo gracias a ciertos mecanismos que lo retroalimentan. Los motivos de este acoso pueden ser varios y sus consecuencias, si la intervención no es oportuna y a tiempo, pueden ser desastrosas para el menor que lo sufre.

Las agresiones no  tienen que ser solo físicas, también pueden tener carácter verbal o social. En líneas generales, las chicas suelen ser víctimas de acoso relacional, mientras que los chicos lo son del físico. Se dan en mayor medida en la etapa de la preadolescencia, y se mantienen estables en los años de después.

En la adolescencia, el acoso tiene los rasgos propios de esta etapa. «Todos los adolescentes se sienten acosados, es su estado natural. Sienten presión por su cuerpo, por su sexualidad, por las relaciones familiares o sociales… Están buscando definirse, y este acoso lo trasladan a la víctima, que se convierte en el chivo expiatorio», ha indicado el también autor de «Bullying. Una falsa salida para los adolescentes».

El acosador suele utilizar algún tipo de ventaja, como puede ser su corpulencia física o su popularidad, para persistir con inmunidad en su actitud.

El bullying escolar es la nueva tendencia en redes

En España, al menos dos menores de cada clase sufren acoso escolar o violencia, una situación que se ve favorecida por la conexión con el entorno digital y la violencia en Internet, ha alertado Unicef.

En España se registraron un total de 5.500 casos de acoso escolar entre 2012 y 2017, según datos del Ministerio de Educación, la Policía Nacional, la Guardia Civil y varios cuerpos de policía local. Sólo en 2017 se contabilizaron hasta 1.054 casos, una cifra superior a la de cualquiera de los cinco años anteriores.

Además, las situaciones de acoso en adolescentes se han recrudecido especialmente. Según el III Estudio sobre acoso escolar y ciberbullying elaborado por la Fundación ANAR y la Fundación Mutua Madrileña, en 2017 las agresiones fueron más violentas y prolongadas en el tiempo respecto al año anterior.

Los síntomas que padece una víctima de bullying

El bullying se aloja en sus víctimas como si de un virus se tratara y sus síntomas van desde el aislamiento y la soledad, pasando por una caída del rendimiento académico, hasta la aparición de síntomas físicos y psicológicos.

  • Depresión. El hecho de que se establezca el rol de víctima en los niños va a aumentar el riesgo de que aparezca depresión.  Esto provoca que se sientan tristes continuamente y aislados. Se ha encontrado que tanto los chicos como las chicas víctimas de bullying presentan este tipo de síntomas. Eso sí, en el sexo femenino suelen ser más elevados que en el masculino. A su vez, los padres también pueden sentirse frustrados al no comprender qué le sucede a su hijo.
  • Ansiedad. Las preocupaciones son constantes: ¿me pegarán mañana?, ¿se reirán de nuevo de mí?… Estas preocupaciones suelen estar acompañadas de problemas de concentración y, además, el niño antes de ir al colegio puede sufrir taquicardias, problemas gastrointestinales (diarreas y vómitos), etc.
  • Problemas de alimentación. Pueden existir tres tipos de trastornos alimenticios posibles. En los chicos, suele generarse obesidad, ya que generan ansiedad por comer para paliar sus angustias. Las chicas suelen sufrir trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia.
  • Síndrome de estrés postraumático: Trastorno que se caracteriza por rememorar un episodio vivido que causó mucho estrés. Las personas que sufren estrés postraumático suelen tener pesadillas con ese momento y pueden desarrollar ansiedad, insomnio y alucinaciones.
  • Odio. Los niños experimentan un cambio de emociones en su interior. Al verse rechazados de esa manera comienzan a fecundar un odio interno hacia todo lo que los rodea. Sienten que no hay nadie que los ayude, en quien puedan confiar ni que entienda por lo que están pasando.
  • Culpa: Desde el punto de vista emocional, la víctima desarrolla un sentimiento de culpabilidad. A veces, la manipulación por parte de los agresores es tan grande que el niño maltratado llega a sentir incluso que lo está haciendo mal y que lo que los otros le están haciendo está justificado.
  • Suicidio. El acoso escolar permanente, constante y duradero puede convertirse en una fuente de estrés demoledora para la experiencia mental de los menores, que no tienen la capacidad cognitiva para afrontarlo. Por miedo a ir al colegio y sufrir más agresiones, algunos acaban suicidándose.
  • Dolencias físicas: Hay evidencias de que con el tiempo esta experiencia puede alterar las respuestas biológicas del estrés y limitar la capacidad del individuo para responder a nuevos retos, poniéndole en mayor riesgo de sufrir enfermedades físicas.

Todos estos síntomas pueden conllevar que en la vida adulta la víctima presente una autoestima más baja, así como síntomas depresivos con mayor frecuencia. A pesar de que las consecuencias en la vida adulta están claras, también conlleva un riesgo muy elevado en la infancia: la ideación suicida.

¿Cómo salvar a tu hijo del bullying?

Terapiapsi, especialistas expertos en terapia individual y en tratamientos contra el estrés y la ansiedad, te recuerda que en estos casos es muy importante la red de apoyo social con la que cuente la víctima y que esta manifieste su sufrimiento. El apoyo que pueda recibir la víctima desde fuera para compensar la ventaja con la que cuenta el acosador también juega un papel importante para poder luchar contra la situación.

  • Habla con el niño y escúchalo. En este aspecto es recomendable hacerlo hablar sobre cómo le va en la escuela y sobre su relación con los otros niños. Siempre aconsejándoles que tengan confianza de decir a sus padres y maestros si algo les incomoda.
  • Cree en él. A veces no nos tomamos en serio las quejas de nuestros hijos, podemos llegar a interpretar que son cosas de niños o que no es relevante; pero podría ser una petición de ayuda muy seria.
  • Fomenta su autoestima. Aunque no sepamos qué le está pasando, siempre es bueno alimentar su amor propio, ayudarlo a que se sienta seguro de sí mismo y que puede superar cualquier dificultad. Una autoestima baja no solo puede ser un síntoma, sino de hecho la causa del problema.
  • Mantén contacto con la escuela. Siempre es aconsejable hablar con los maestros para estar enterados de los progresos del niño; pero en especial si sospechamos que está pasando por algún mal rato. Si llegáramos a determinar que de hecho está sufriendo bullying, es preciso organizarse con la directiva del centro educativo y con otros padres.
  • Contribuye con su apariencia. Aunque no hay razones para que la apariencia sea razón de acoso, es probable que ciertos hábitos en su atuendo estén provocando las intimidaciones. En este caso es posible que podamos ayudar al niño a cambiar un poco su manera de vestir o algún accesorio que use. También podemos ayudarlo a bajar de peso o cambiar algunas cosas de su aspecto personal que quizá no le estén favoreciendo.
  • Fomenta su buena relación con otros niños. Es poco probable que un niño que tenga su propio grupo de amigos sea molestado, pues por lo general una de las principales debilidades que presentan los niños acosados es que son solitarios. Por esta razón es importante que lo ayudemos a hacer amigos en su propia escuela o fuera de ella, algo que también va a mejorar sus habilidades sociales.

 

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