Para evitar sufrir irritaciones en los ojos y en la piel lo mejor es optar por una piscina de agua salada y decir adiós al cloro químico. ¡Escoge sal marina para piscinas de la máxima calidad!
El clorador salino sustituye al cloro químico en las piscinas de agua salada, por lo que es una opción más saludable. Este elemento es más natural, no provoca irritaciones en la piel ni en los ojos y su función es desinfectar. También es llamado electrolizador porque emplea un proceso de electrólisis.
Los profesionales de Alati Oceánica explican que el clorador salino utiliza la electricidad para producir cloro a partir de la sal que echas a la piscina. Es muy importante que el agua de la piscina esté limpia y a una temperatura superior a 15º C.
Conecta el clorador salino al circuito de la depuradora, a comienzos de la temporada de baño debes echar la sal directamente al vaso de la piscina, 5 kilos de sal por cada metro cúbico de agua.
Una vez has puesto la sal en el agua llega hasta el clorador, que descompone sus moléculas para obtener cloro y limpiar el agua. Este proceso se llama electrolisis y mantiene el líquido a un pH de entre 7,2 y 7,5.
La cloración salina no estropea el pelo y no tiene ese olor característico de las piscinas de cloro. Este cloro procede de la sal, y no de productos químicos agresivos como el cloro tradicional.
Además, es idóneo para todo tipo de piscinas, elevadas o enterradas, y del material que sean: poliéster, gresite, gres porcelánico, etc. Es un sistema sencillo que se instala sin complicaciones.
Debes saber que es un sistema más económico y a medio plazo ahorrarás dinero, ya que esto puede suponer un ahorro de hasta el 80 % en el mantenimiento de la piscina. No tendrás que volver a comprar productos químicos para limpiar el agua.
«Es recomendable, sin embargo, instalar un sistema de regulación automática del PH. De lo contrario, habrá que medir el agua diariamente y es posible que sea necesario añadir productos extras para su regulación que, además de llevar más horas, te resultan más caros», informa la revista Interiores.
Otra de las ventajas es que la cloración salina es mucho más sostenible para el ecosistema, porque la electrolisis es un proceso natural que no emplea sustancias perjudiciales ni contaminantes para el medio ambiente.
Es un ciclo totalmente respetuoso con la naturaleza, por este motivo muchas celebrities como Camila Cabello o Elle MacPherson también tienen piscinas de aguas saladas en sus viviendas.
Muchas personas creen que el agua está salada, pero la respuesta es no. El agua no sabe a sal, ni deteriora las plantas de la zona de la piscina, porque la concentración de sal en el agua es muy baja, es decir, menos de un 10% que la del mar.
Un dato muy curioso es que en una piscina salada al tener un agua con mayor densidad es más fácil flotar. ¡Estas piscinas son idóneas para personas que buscan hacer rehabilitaciones!
Un hotel de lujo que cuenta con piscinas de agua salada privadas es el ‘Capella Ubud’. Se encuentra en la isla Sentosa de Singapur, en este resort encontrarás la paz y tranquilidad que te mereces.
Está construido entre árboles y tiene veintidós habitaciones, así como un albergue de dos dormitorios. Mientras estás nadando en sus piscinas de agua salada podrás ver la belleza de su fauna.
¿Cuáles son los daños que causa el cloro químico?
Los daños que causa el cloro químico son:
Asma bronquial
Al entrar el cloro en los pulmones degrada las células que protegen los alvéolos, es decir, disminuye las defensas y los hace más propensos a presentar asma. También puede provocar tos y problemas para respirar.
Dolor de garganta y nariz
El cloro es irritante, afecta la garganta y genera irritación en las vías respiratorias. Evita tragar agua porque si el cloro se ingiere en grandes cantidades puede causar vómitos, nauseas, mareos y alteración en la respiración.
Afecta a los dientes
El exceso de cloro de algunas piscinas puede dañar diferentes partes del cuerpo como los ojos, los oídos, pero también las piezas dentales.
Los odontólogos explican que cloro provoca una descompensación muy fuerte con el pH de la saliva, por lo que un exceso puede producir una alteración en el esmalte de los dientes y estimular la aparición del sarro.
Las personas que están más de seis horas en el agua a diario sufren el ‘sarro del nadador’, con esta afección pueden aparecer manchas marrones o amarillentas en las piezas dentales.