Mi cuerpo, mi elección

Primero fue el tema del aborto, luego la inseminación artificial, la fecundación in vitro, la donación de óvulos, el aborto otra vez, el método ropa y ahora la gestación subrogada. Cada vez que el Estado o la Iglesia tocan alguno de estos temas a raíz de un comunicado o una noticia de actualidad empiezan a crecer los enanos. ¿Cuándo vamos a aprender que cada cual puede opinar y, por supuesto, hacer con su cuerpo lo que le dé la gana?

El otro día, escuchando a una joven hablar de la fecundación in vitro, oí a otra que le contestaba que todo ese tema era muy delicado porque el óvulo fecundado seleccionado para traer vida era maravilloso, pero que el resto de óvulos fecundados que se desechaban eran niños asesinados. Casi salto de la silla y me la como con patatas pero me pareció de muy mal gusto meterme en conversaciones ajenas así que, simplemente, lo dejé pasar. ¿Cómo puede una chica joven, de no más de 35 años, pensar así? Ni siquiera estábamos hablando de un feto, sólo de células, y ya pensamos en el daño que podríamos hacerle al alma de esos posibles embriones… todo hablando en sentido hipotético, por supuesto…. y ¿dónde está la Inquisición escondida? porque yo no la encuentro pero cosas así me hacen pensar que sigue por ahí haciendo de las suyas.

La mujer es dueña de su cuerpo, tanto para procrear como para frenar una gestación, y eso quiere decir que es, y siempre será, la que deba tomar la última palabra.

Religión, Filosofía y Política

Creencias hay muchas, y yo puedo tener fe en algo o no tenerla y, en base a esa fe actuar de una manera o de otra. Por eso yo, que respeto cualquier tipo de creencia y opinión, jamás pondré en duda o menospreciaré los motivos que llevan a una mujer creyente a proseguir con un embarazo peligroso, como también espero que las personas creyentes respeten a la mujer que decida interrumpir un embarazo por el motivo que sea, pues habrá sido ella, en base a su fe, a sus creencias o la carencia de las mismas, la que habrá decidido qué hacer con su cuerpo.

Dicen que Dios es el que da y quita la vida, nadie más, y eso es maravilloso para los que así lo crean pero ¿y qué hay de los que no creen en Dios? Para ellos somos nosotros mismos, humanos, los que damos la vida gracias a la biología y la naturaleza la que la quita con el paso del tiempo o la llegada de enfermedades (por no hablar de asesinatos y demás desgracias mundiales). En este último caso, si a mí alguien me niega el derecho a utilizar la fecundación in vitro para ser madre ¿sabéis lo que pienso? Que es esa persona, política o religiosa, la que me está quitando la posibilidad de crear vida y, por ende, él es el asesino (o ella) que quita y da la vida.

Ni la filosofía ni la religión deberían regular la capacidad de la mujer para tener o no tener hijos, ni de la ciencia para ayudarla. De hecho, tanto en gestación subrogada como en donación de óvulos somos muchas las mujeres que queremos ayudar a cumplir el sueño de otras. Con la subrogación aún estamos en pañales pero donando óvulos sí somos solidarias. En Ivi Dona cuentan con un departamento especializado en la donación de óvulos cuyos profesionales son unos magníficos doctores capaces de ayudarnos a dar vida y aquellos que no postulen con esa misma creencia tienen el libre albedrío de escoger no pisar jamás una clínica reproductiva como IVI, así que es libre de no participar en el proceso. Así de simple, así de sencillo.

Cuando toda la sociedad sea capaz de respetar al prójimo sea cual sea su ideología, genero, tendencia sexual, raza o sexo es cuando verdaderamente podremos hablar de diversidad, igualdad y respeto, con mayúsculas.

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