Acabo de tomar una decisión importante. Después de muchos años viviendo en la ciudad, me he comprado una casa en el campo. Está cerca de un pantano y a poco tiempo en coche de la ciudad. Muchos de mis amigos no me veían capaz de terminar de dar el paso, me decían que me había hecho ya a las comodidades de la gran urbe y que no aguantaría ni un telediario en mi nuevo hogar. Sin embargo, no había sido una decisión tomada a la ligera. Llevaba mucho tiempo con un déficit de naturaleza insoportable. Al principio, no era algo de lo que fuera consciente, pero era salir un poco de la ciudad y lo sentía en todo mi cuerpo. Nunca había sentido lo conectada que estaba a la naturaleza hasta que la había dejado de tener presente.